5 de abril – domingo – 1992
Soleado y fresco
Nos levantamos un tanto cansados y hambrientos de la paliza de ayer. El sol entra con todo su esplendor en el salón donde se acumulan los periódicos. Cesar aun no ha vuelto. Hay tiempo para leer. Christa esta traduciéndome ráfagas de un buen articulo sobre la escuela da traductores de de de Toledo, la expulsión de judíos y los estatutos de limpieza de sangre de los siglos XIV y España, en « Die Zeit ». Intento ordenar yo las imágenes de Londres de ayer.
Ni nosotros como españoles o vascos o catalanes, o franceses controlamos nuestra propia imagen política, social, cultural; ni los otros son capaces de afinar de que se trata la imagen ajena. Terrible el desconocimiento de lo ajeno que se puede llegar a dar entre dos países a los dos lados de una frontera.
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Todo está por escribir: desde el Renacimiento italiano hasta Hiroshima, desde la Inquisición y Conquista de America del Sur hasta Vietnam o el conflicto arabo-israelí.
La cultura eso que los grandes intentan contarnos a todos tiene muchas dificultades de ampliarse en la misma exagerada amplitud de su fuentes.